En la parte alta de los cerros de Viña del Mar, la variedad de plantas y arbustos que se expanden en ella genera un aura contrastante debido a la diferencia que se provoca entre el día y la noche.Entre bosques y arbustos, lo que de día produce confianza y tranquilidad debido a la ausencia de presencias animales por la noche inquieta por los sonidos que estos producen, ya ajenos a la amenaza de la presencia humana. Destacan entre estos personajes los conejos o "liebres" que cruzan la noche abundantemente.
Distintos de día y de noche, es en esta última instancia cuando los
cerros de Viña se vuelven misteriosos y entretenidos, habitados por el
sonido de los grillos rompiendo el silencio y el constante y sorpresivo
cruce de las liebres en los senderos oscuros. Viña está poblado en sus
cerros, pero la naturaleza aun se impone en lo más alto de sus lomas
llenas de arbustos y árboles altos, por donde resulta tentador ascender
en automóvil o salir simplemente a explorar.
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