jueves, 29 de septiembre de 2011

Observación: VALPARAISO, Camila Parra




La costa de Valparaíso es irregular, desordenada, salpicada con varios tipos distintos de rocas, algunas de gran tamaño pero en general medio desgranadas. Su forma de herradura es semejante a un anfiteatro en que los cerros abrazan al mar. Pese a ello y precisamente por tratarse de una costa, su borde da origen a un recorrido lineal entre cerro y mar, interrumpido por unas cuantas plazas y el cruce constante de sus mascotas oficiales: los perros vagos. La brisa marina es fresca e invita al disfrute. Por la contextura de los roqueríos, el oleaje rompe con fuerza en los bordes y tiende a "salirse" cuando el viento arrecia. Asimismo, Valparaíso tiene cacarterísticas morfológicas que lo definen como un lugar donde la superposición se capta a simple vista. Caminos, pasajes y calles se desordenan laberínticamente, ubicándose unos sobre otros (algo notorio si observamos desde el mar).
 
Pese a no ser una ciudad totalmente agradable a la vista y a veces tampoco al olfato, Valparaíso se caracteriza por acoger a todo aquel que llegue a habitarlo. Por lo mismo es que en laz plazas, además de gente de paso, se encuentran distribuidos muchos perros sin dueño que han hecho de estas áreas verdes prácticamente su hogar. Se han convertido en los amos de estos espacios arbolados y no es raro encontrarlos durmiendo plácidamente o jugueteando sobre el pasto, siendo ya parte del paisaje natural.
 
Valparaíso es una ciudad que se muestra de a poco. Hay que tener actitud observadora para valorarla y al momento de recorrerla. Las plazas, pequeñas áreas verdes destinadas a contactar al habitante con la vegetación, se encuentran en cerros y plan. Las más reconocidas se distribuyen una tras otra en este último, cada una con su estilo y público particular.

No hay comentarios:

Publicar un comentario