Tal vez no sea lo óptimo, pero más vale tarde que nunca y Viña del Mar comienza a mostrar su quehacer. Llevamos mucho tiempo trabajando el Taller en Línea, pero recién podemos subir la información, atraso por el que partimos ofreciendo las disculpas correspondientes.
(De paso también queremos instarlos a hacer el esfuerzo por participar de una jornada de cierre de esta experiencia, que al parecer será en nuestra sede. Aquí somos pocos pero entusiastas y tenemos pensada una buena experiencia para hacer que se luzcan las obras de todos. Intentémoslo).
Volvamos al taller.
¿Cómo partimos? Pues bien, analizando el encargo general y definiendo como primera condición concentrarnos en lo natural dentro de lo urbano; buscando detectar las instancias en que el mundo vegetal y animal se hacen presentes con fuerza y carácter.
Decidimos hacerlo mediante la observación de nuestro entorno cercano, el que habitamos a diario y que sumado al de los demás permitiría graficar la diversidad de nuestro taller, que es reducido en número pero muy variopinto respecto de la procedencia geográfica de sus integrantes. Se buscó entonces rescatar desde el entorno natural los elementos composicionales que caracterizan la zona que habitamos (direcciones, contrastes, luz y color, rasgos evocadores, "personajes" vivos de flora y fauna que dieran cuenta de la esencia del lugar, etc. para, finalmente, contar con una semblanza gráfica compuesta por la costa y los cerros de Viña del Mar, los "puntos verdes" dentro de la maraña urbana de Valparaíso, la sequedad de Calera, el atractivo imponente del sector de Marga Marga, la placidez de La Ligua, el calor soporífero y brillante de Quilpué y el paisaje abrupto de la isla Robinson Crusoe.
Continuaremos con las observaciones de cada uno y su correspondiente propuesta conceptual.
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